El plan Andinia o la expansión israelí en Patagonia: falso

A mediados de noviembre pasado, la embajadora de Israel en Chile, Marina Rosenberg, viajó desde Santiago a la Región de Aysén, con el fin de conversar con las autoridades locales (algo que habitualmente efectúan las autoridades diplomáticas de todos los países) y efectuar una donación de 100 tablets a una escuela local.

El 18 de noviembre, el municipio de Aysén subió a su Facebook una fotografía en la cual se mostraba la visita de la embajadora al alcalde de dicha comuna, lo que se realizó, señala el texto, por una gestión del diputado Demócrata Cristiano José Miguel Calisto.

Sin embargo, el posteo se llenó rápidamente de “troleos” de todo tipo, siendo los más llamativos los que daban a entender que la visita de Rosenberg al sur de Chile estaba inserta en el “Plan Andinia”, una idea conspiranoica difundida por el neonazismo chileno y argentino desde los años ’60, según la cual el Estado de Israel tiene un plan secreto destinado a ocupar militarmente la Patagonia, en una especie de reedición de “Los protocolos secretos de los sabios de Sión”, texto apócrifo de fines del siglo XIX, según el cual los judíos poseían un plan secreto de dominación del mundo. Dicho libro falso fue parte fundamental de la “justificación” del nazismo para emprender el exterminio del pueblo judío. Nunca se supo quién o quiénes habían sido sus autores.

Distinto es el caso del “Plan Andinia”, pues como determinó Ernesto Boholavsky, quienes impulsaron esta idea fueron los hijos del excomandante de la SS Adolf Eichmann. Recordemos que este, que era el encargado administrativo del traslado de prisioneros judíos desde toda Europa a los campos de concentración nazis, fue secuestrado en 1960 en Buenos Aires por parte de un comando del Mossad, el famoso servicio secreto exterior de Israel, tras lo cual fue trasladado a Jerusalem, donde fue ejecutado luego de ser sometido a un juicio que dejó un legado imperecedero a la humanidad: la teoría de la banalidad del mal.

Aunque durante dicho proceso Eichmann negó odiar a los judíos e incluso dijo admirarlos (lo que se contradice con varios escritos y grabaciones suyas que quedaron en Argentina), sus hijos fundaron el grupo neonazi Frente Nacional Socialista Argentino (FNSA), a fines de 1960.

En 1962, dicho grupo comenzó a publicar la revista “Rebelión” y junto con efectuar entrenamientos paramilitares y a fines de 1963 publicaron un artículo en el cual aseguraban que el “gobierno secreto judío” planificaba crear “La República de Andinia” en Argentina.

Según dicho texto, “Israel tenía en marcha un plan absolutamente maléfico que implicaba el dominio de Argentina y del mundo”.

En 1987, cuenta el mismo autor, el neonazi chileno Miguel Serrano publicó el libro “El plan andinia. Estrategia sionista para apoderarse de la Patagonia Argentina y Chilena”. Lo anteror se complemente con distintas publicaciones de origen neonazi en internet, en los años 90 y siguientes, y con los ataques que, durante años, recibió el filántropo Douglas Tompkins, quien compró miles de hectáreas entre las regiones de Los Lagos y Aysén con fines conservacionistas, aunque para Serrano y el neonazismo en general se trataba, en realidad, de un judío comprando terrenos para poder instalar allí “Andinia”.

Consultada al respecto la Embajadora de Israel en Chile, desmintió taxativamente la existencia de algo semejante, explicando que, a su juicio, el “Plan Andinia” es una teoría conspirativa que persigue dos objetivos.

El primero, señaló, es “demonizar a Israel como estado judío, generando odio de parte de personas que dan por verdadera una idea expansionista que es totalmente falsa”.

En segundo término, precisó que se busca “desconocer el vínculo único e inquebrantable entre el Pueblo Judío con el territorio en que se emplaza Israel desde su creación, en 1948”.

A este respecto, Rosenberg agregó que “este mito antisemita y conspiranoico ha sido convenientemente utilizado por activistas propalestinos y antiisraelíes para demonizar a Israel, crear un sentimiento de odio entre chilenos y chilenas y así debilitar los lazos de amistad, colaboración e intercambio que existen entre ambas naciones, meta que por suerte no han logrado cumplir”.

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